"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos" | SURda |
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23-04-2018 |
Pruebas implacables contra Lula
Rodríguez Larreta
El proceso a Lula ha generado toda clase de comentarios. El historiador Gerardo Caetano hizo las veces de comentarista político y aseguró que no hay pruebas implacables en contra del ex presidente, lo que fue refutado por Enrique Rodríguez Larreta.
El periodista Leonardo Haberkorn publicó en Uruguay un comentario de Enrique Rodríguez Larreta refutando las opiniones de Gerardo Caetano sobre el procesamiento de Lula.
Rodríguez Larreta es actualmente Director del Centro de Estudios Latinoamericanos e Interculturales, East China Normal University, de Shangai. Vivió muchos años en Brasil. En el pasado integró grupos de izquierda radical.
Su comentario es muy extenso, pero preferimos publicarlo sin cortes:
A LAS 5 EN PUNTO DE LA TARDE...
En un breve texto de apenas dos carillas caracterizado por su precisión jurídica, su inteligencia política y su elegancia, el juez de Curitiba Sergio Moro, responsable por la Operación Lava Jato, decretó la prisión del líder del PT Luiz Inácio Lula Da Silva para que comience a cumplir su pena de 12 años y un mes.
Precisión Jurídica: Negado su habeas corpus en el Supremo Tribunal Federal y con una condena por mayoría absoluta en segunda instancia, el Tribunal correspondiente dictó la orden de prisión y el Juez de la causa Sergio Moro la ejecutó. No tuvo en cuenta lo que caracterizó en su mandato de prisión como “patologías protelatorias”, o sea los recursos que podían presentar los abogados del reo esencialmente para ganar tiempo sabiendo de antemano que esos “embargos de los embargos” no iban a ser tomados en cuenta.
Inteligencia política: la velocidad y la transparencia de su decisión desconcertó al PT, a los abogados de Lula y al propio establishment periodístico y político que no esperaban un desenlace tan rápido.
Elegancia. El mandato de Moro dio 24 horas a Lula para presentarse voluntariamente en Curitiba y aseguró condiciones dignas de reclusión, prohibiendo el empleo de esposas y permitiéndole llegar a la Superintendencia de la Policía Militar por sus propios medios. Lula sería alojado en una celda especialmente equipada para su uso teniendo en cuenta su condición de ex presidente del Brasil. Más tarde nos enteraríamos que Lula solicitó y obtuvo una televisión que le permitió, ya preso, asistir al partido final del torneo Paulista que ganó su equipo, el Corinthians.
Los abogados de Lula, teniendo en cuenta la situación de su cliente -ya muy comprometida jurídicamente- le aconsejaron respetar la decisión del Juez aceptando sus condiciones. No cumplir lo exigido por el juez podía llevar a que éste decretase la prisión preventiva, la cual anula la posibilidad de nuevos habeas corpus, no solamente en esta causa sino en las otras cinco que se tramitan en la justicia contra Lula y están próximas de una sentencia en primera instancia.
Pero la militancia del PT y el propio Lula optaron por la “resistencia” con la idea de producir un espectáculo filmado utilizable en la campaña electoral: Lula siendo llevado por la fuerza bruta policial de la sede del sindicato de los metalúrgicos de San Bernardo do Campo. Mientras tanto con diversos pretextos Lula iba atrasando su presentación mientras negociaba su entrega con la Policía Federal.
Todo esto se convirtió con el paso de las horas en un espectáculo grotesco que incluyó una misa sin horario marcado –hecho inédito en la liturgia católica–, un discurso político de una hora en la que llego a decir que Moro experimentaría “orgasmos múltiples ante la posibilidad de encarcelarme en Curitiba”, (sic) presentación de sus aliados políticos y compañeros de palco, un show de la cantora Maria Gadu! cerveza y música latinoamericana por la noche en el sindicato y muchos episodios más de ese estilo.
Ese evento fue un espectáculo para consumo interno de su militancia, muy escasa por otra parte en el local. No millones de personas, apenas unos pocos cientos y de estos la gran mayoría, parte de la estructura del aparato del PT.
Pero no quiero extenderme ahora en éste desenlace –trataré este episodio y el discurso de Lula en detalle en otro texto. Mi objetivo aquí es comentar la entrevista a Gerardo Caetano que tuvo lugar luego de que el Supremo Tribunal Federal negó por 6 a 5 el habeas corpus de Lula colocándolo literalmente en la puerta de la prisión.
Los comentarios de Gerardo Caetano fueron expresados en el programa de Ana María Mizrahi y se pueden ver en you tube.
Debo decir, “noblesse oblige” que conozco bien a Gerardo Caetano, a quien siempre he considerado un amigo. Lo invité varias veces a diversas conferencias internacionales, organizadas por mi en Río de Janeiro, Barcelona, Shanghai y Pekín. Siempre me pareció un buen historiador del Uruguay y leí con interés su libro La República Batllista, versión de su tesis de doctorado, presentada en la Universidad de la Plata hace algunos años. Por mi parte escribí un capítulo de la obra colectiva La Aventura Uruguaya organizada por él y Rodrigo Arocena y participé en varios eventos en el CEFIR. Fui muy amigo de su hermano mayor y ese hecho, naturalmente, favoreció un vínculo de simpatía y amistad.
Por esas razones, al escuchar intermitentemente sus intervenciones sobre la realidad de América Latina y en particular sobre Brasil, decidí no comentarlas a pesar que me parecieron siempre profundamente equivocadas .Al fin de cuentas, escuchamos todos los días en la TV y leemos en Internet, opiniones que nos parecen absurdas. Si nos dedicáramos a poner en cuestión cada una de ellas, no tendríamos tiempo para dedicarnos a nuestro propio trabajo.
Pero en la entrevista que nos ocupa, el Profesor Caetano se superó a sí mismo, formulando juicios perentorios y apresurados que en beneficio del público uruguayo deben ser refutados. Estamos hablando de asuntos demasiado serios para dejarlos en manos de un profesor que opina sobre materias que apenas conoce con una autoridad que no posee. Se expresó en un tono vehemente y tajante que tengo la impresión que sorprendió inclusive a la anfitriona Ana María Mizrahi. La periodista esbozó algunas tímidas objeciones (¿entonces la justicia brasileña no funciona?, y ¿cómo entran Venezuela y Cuba en ese análisis?) descartadas rápidamente por el Profesor Caetano.
EN EL UNIVERSO DE LA POSTVERDAD
A grandes rasgos la interpretación de Gerardo Caetano es idéntica al discurso del PT. No es casualidad que en su comentario cite a Marco Aurelio Garcia, otro profesor de historia improvisado en experto en Relaciones Internacionales. Este profesor, ya fallecido, fue el responsable -junto a Samuel Pinheiro Guimaraes y Celso Amorim, ex Canciller de Lula- de la pésima política exterior de tono bolivariano orientada por Lula (y ahora sabemos también por la Odebrecht y otras multinacionales brasileñas) que abrió camino al chavismo en la región por acción u omisión (además de promover grandes negociados como el escándalo de la refinería Abreu y Lima en Pernambuco entre muchos otros).
Esa política exterior produjo -entre otras gravísimas decisiones diplomáticas- la suspensión de Paraguay del Mercosur, para posibilitar la entrada por la puerta trasera de Venezuela. En esta aventura diplomática contó lamentablemente con el voto del Uruguay, que se puso de lado de una Dilma Roussef ungida en efímera Emperatriz y secundada por Nicolás Maduro –en ese momento Canciller de Chávez– que se reunió con militares en Asunción intentando provocar un Golpe de Estado- y Héctor Timerman canciller de Cristina Kirchner hoy procesado por el pacto con Irán mediado por Hugo Chávez). Esa es una verdadera mancha en la tradición de la diplomacia Uruguaya que colaboró así en la violación de los derechos de un pequeño país en nombre de una futura América Latina Bolivariana. Algunos compartían en Montevideo, en ese momento, esa pesadilla soñada por el Coronel Chávez.
Ausente en el conflicto con Argentina, pero autoritariamente presente para impedirle al Uruguay la realización de acuerdos comerciales bilaterales, la política exterior de Brasil tuvo el tono nacional –estatista que fue la ideología central del PT en sus trece años de gobierno. Cuando Fernando Henrique Cardoso intentó introducir en la Petrobras tímidos criterios de mercado, adivinen quienes se opusieron en nombre de un nacional– estatismo cerril: el PT y el capitán Jaír Bolsonaro (!!) que declaró en el delicado lenguaje que lo caracteriza que a Fernando Henrique Cardoso había que “cortarle los testículos”( sic) por venderse al extranjero.
Cierro paréntesis: la narrativa del PT de que estamos viviendo un golpe en el Brasil que comenzó con el “impeachment” a Dilma Roussef, continuó con el Gobierno contrarrevolucionario (o “contrareformista“ para emplear la curiosa categoría inventada por el amigo del profesor Caetano. Toda esta odisea según el PT termina naturalmente en la prisión del Lula. El origen cristiano de la alegoría es evidente y quizás no sea casual que la última entrevista de Lula antes de ser encarcelado haya sido con Freí Beto el ex cura franciscano que integró brevemente el primer gobierno del PT. Solo que los romanos fueron bien más crueles con Jesucristo que el Juez Moro que prohibió el empleo de esposas, le concedió a Lula el derecho a presentarse por sus propios medios y ser alojado en cárcel especial asistiendo al juego del Corinthians.
Según el PT y el Profesor Caetano todo ese fue un gran plan organizado por los “poderes fácticos” (la bancada ruralista, la rede Globo, los Jueces, Estados Unidos naturalmente.) El panorama que presenta Gerardo Caetano es una curiosa narrativa que combina algunos datos que están en Wikipedia con ideas que recuerdan “Imperialismo y Geopolítica en América Latina“ de Vivían Trias, quien fue evocado recientemente no por su lucidez intelectual sino debido a algunas zonas oscuras de su biografía política). El golpe del 64, Henry Kissinger, la Guerra Fría... Caetano llega a sugerir que estamos en un momento peor que la Guerra Fría porque en aquella época los campos estaban más claros…
Cabe observar, para limitarme a un solo hecho entre miles que desmienten ese discurso confuso, que la líder de la “bancada ruralista“ Katia Abreu, gran propietaria rural, fue la última Ministro de Agricultura de Dilma Rousseff y una de las senadoras que votó contra su impeachment. Esa gran propietaria rural de Goias, amiga personal de Dilma Rousseff, la acompañó hasta último momento. Como así también Antonio Delfím Neto el arquitecto económico de la dictadura militar brasileña fue uno de los principales asesores económicos de Lula. Henrique Meirelles hasta hace unos días Ministro de Economía de Michel Temer fue Presidente del Banco Central durante los dos Gobiernos de Lula y su candidato preferido para Ministro de Economía de Dilma. (El otro era Luiz Carlos Trabuco Presidente del Bradesco en ese momento y hoy indiciado en la operación Zelotes, en Brasilia, por encontrarse envuelto en un esquema de fraude impositivo).EL GOLPE COMO MITO DE ORIGEN
No voy a detenerme demasiado en el relato del golpe, un episodio ya bastante alejado en el tiempo y que carece de credibilidad en el Brasil de hoy. Baste decir que el “impeachment” es un mecanismo constitucional legítimo en el cual el Parlamento somete a juicio político al Presidente bajo la supervisión de los demás poderes. En Brasil el PT ha promovido mediante campañas públicas el impeachment de todos los presidentes electos por voto directo, de Fernando Collor a Fernando Henrique Cardoso. Se opuso también a participar en los trabajos de la Constitución de 1988 que ahora Lula invoca como si fuera un texto sagrado.
Dilma Rousseff se sometió al ritual del impeachment, nombró abogados y presentó sus descargos. Perdió, no recuerdo por cuantos votos. Simplemente quedó en minoría, un principio que al profesor Caetano parece no gustarle demasiado. Con su criterio quizás debería revisarse la victoria uruguaya en 1950 porque se ganó por poco y en los últimos minutos. Sospecho que revisionismos históricos de ese tipo no caerían muy bien entre los uruguayos (también el plebiscito que nos sacó de la dictadura militar se ganó por “poco”). Para quien enseña ciencias políticas como el Profesor Caetano, es grave ignorar que la democracia moderna se funda en el respeto de las decisiones de la mayoría y el correlativo respeto de las minorías, simplemente porque mañana las minorías pueden convertirse en mayorías y tomarán decisiones que deberán ser respetadas. Justamente, porque ese principio no se cumple, Venezuela no es una democracia.
El impeachment contra Dilma Rousseff se apoyó en un escrito firmado por Janaina Paschoal, profesora de la Universidad de Sao Paulo, autora de trabajos sobre Jurgen Habermas, que no tiene nada de derechista, Miguel Reale Junior uno de los juristas más respetados del Brasil, Ex Ministro de Justicia de Fernando Henrique Cardoso, defensor de presos políticos durante la dictadura militar; y Helio Bicudo miembro fundador del PT y de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. El proceso de impeachment fue supervisado por el Supremo Tribunal Federal a través de Ricardo Lewandowski un juez con notorias simpatías por el PT y que votó a favor de la concesión del habeas corpus a Lula la semana pasada.
Concretado su impeachment, Dilma Rousseff descendió a pie del Palacio de Planalto y luego de pasar unos días descansando en el departamento de su madre, en la Playa de Ipanema, se dedicó a defender la tesis del “golpe”. En esa campaña contó con auxilio Estatal –asesores, seguridad, viáticos para viajes a los que tiene derecho en su condición de ex presidente. Ningún integrante de su Partido fue preso o perseguido por acusar al Presidente de Brasil y a su Gabinete de “golpistas“ y organizar una campaña internacional al respecto. Por supuesto entre bastidores Lula inició contactos con los “golpistas “ inclusive con el propio Michel Temer. El supuesto agente del “golpismo” oligárquico, Eduardo Cunha, del partido de Temer, está preso en una celda a pocos metros de la de Lula, condenado a muchos años de cárcel. Sergio Cabral el otrora todopoderoso Gobernador de Río de Janeiro aliado privilegiado de Lula y Dilma Rousseff fue condenado a 87 años de cárcel. Ningún ciudadano preso en Curitiba es un preso político. Todos, incluido Lula son presos comunes, condenados por corrupción, lavado de dinero y otros delitos graves contemplados en cualquier código penal moderno. Además de sus crímenes tienen algo en común: todos ellos hablan mal de la prensa libre que los denunció y de la justicia que los condenó. Es exactamente lo mismo que dijo Gerardo Caetano en su conversación con Ana María Mizrahi.
Pero no vamos a caer en la ingenuidad de pensar que ese discurso es un autoengaño de la cúpula del PT. Eso puede ser que suceda en niveles inferiores de la militancia. En el caso de Lula da Silva, Gleisi Hoffman y los dirigentes, se trata de una mentira consciente destinada a intentar unificar a la izquierda en torno a un PT ya muy desprestigiado, arrastrándola en una delirante campaña “anti golpista”.
Esa estrategia, que consiste en llevar la candidatura de Lula hasta su límite para ver si puede transferir votos a su inevitable sucesor es un hecho evidente para todo el establishment político brasileño -políticos, periodistas, observadores bien informados. Si los políticos no lo dicen en voz alta, es porque aspiran a ganar votos cuando se produzca la desbandada del PT. Con la condena de Lula en segunda instancia eso ya comenzó y los partidos de izquierda, aliados tradicionales del PT –PDT, PC do B, PSOL–, ya anunciaron candidaturas propias. La ley de Ficha Limpia en vigencia, todos lo saben en el Brasil, excluye automáticamente la presentación de un condenado en segunda instancia a cualquier cargo electivo.
Llamo a esa estrategia “suicida” porque ha venido llevando al PT al aislamiento de los aliados del centro, con los que tradicionalmente gobernó. En las recientes elecciones municipales de octubre sufrió una gran derrota y es muy probable que pierda la mitad de su bancada parlamentaria en las próximas elecciones, convirtiéndose en un partido de porte medio sin gravitación nacional. El refugio de Lula en el sindicato de los Metalúrgicos, rodeado de su militancia es casi una premonición del porvenir del PT. De te fábula narratur.
Dentro de ese discurso la anticipadísima proclamación de Lula como candidato presidencial (casi dos años antes) cumplió la función de intentar convertirlo en un perseguido de la justicia y los medios de comunicación para impedirle ser candidato. Evidentemente, dos veces presidente del Brasil en periodos de prosperidad, sin adversarios a la vista –las candidaturas aún no se encontraban formalizadas en el Brasil en ese momento– la medición de Lula en las encuestas aparecía y todavía aparece bastante alta. Los otros Partidos todavía no eligieron sus candidatos presidenciales en sus respectivas convenciones partidarias. Estas definiciones vendrán en mayo o junio y la campaña para las elecciones de octubre, se iniciará tres meses antes como marca la ley.
Para la inmensa mayoría de la población brasileña eso significa “después del Mundial”. ¿A alguien en su sano juicio se le ocurriría, en el Brasil, emplear su tiempo escuchando un discurso de Lula, de Henrique Meirelles, de Gerardo Alckmin o de Jaír Bolsonaro antes que sentarse a mirar un partido del Mundial por Televisión?
El resultado inevitable de esta estrategia apocalíptica (el viejo y conocido “ cuanto peor mejor”) fue el nacimiento de una candidatura “anti Lula”, personificada en Jaír Bolsonaro, un ex capitán del Ejército que ya fue el diputado más votado en Río de Janeiro y que se presenta, desde siempre, con un discurso nostálgico de la dictadura militar, definidamente nacional- estatista . Con un estilo populista se dedica a ofender minorías sexuales y étnicas, defender la tortura e insultar mujeres con el objetivo demagógico de conseguir votos. Al postularse como representante del partido del descontento, comenzó a ser escuchado por sectores rurales del Sur del Brasil cansados de los constantes cortes de rutas y ocupaciones promovidas por el MST el “el ejército de Stédile” como lo llama Lula, que legitima estas acciones. Viene encontrando un eco también entre sectores medios empobrecidos de las grandes ciudades, muchos de los cuales, como lo muestran las encuestas, fueron en el pasado votantes de Lula y Dilma.
Por supuesto es obvio que en un país de las dimensiones del Brasil, con enormes disparidades regionales y sociales siempre hay lugar para partidos que busquen capitalizar el descontento con discursos maniqueístas, que estimulan los peores instintos de sectores atrasados de la población. Hay que recordar que hace dos elecciones el candidato mas votado en São Paulo fue el Payaso Tiririca cuyo slogan de campaña era “Vote Tiririca, pior que está no fica”.
No siempre es verdad, pero en este caso lo fue, que los extremos se tocan: la campaña irresponsable de auto salvación de Lula engendró a Jaír Bolsonaro empujando a los políticos de centro hacia posiciones públicas hacia la derecha.
Pero la posibilidad de victoria electoral de Jaír Bolsonaro me parece remota. Se lo ha comparado con Donald Trump. Pero además de diferencias de personalidad y discurso, Trump contó con el apoyo del Partido Republicano, luego de que ganó las elecciones primarias de ese partido. Bolsonaro para competir con posibilidades de éxito necesitaría poseer una maquinaria partidaria con la que no cuenta. Existe una posibilidad, que personalmente veo como muy lejana, de que Bolsonaro pase al segundo turno. Eso dependerá del número de candidatos presidenciales y de que Bolsonaro mantenga su nivel de intención de voto, lo cual es muy poco probable. Pero aún en el caso de que pasara al segundo turno no ganaría porque todos los partidos orientarían a sus seguidores a votar en su contra.
Lo mismo le sucedería a un PT muy debilitado que, como en el caso de Bolsonaro, tampoco creo probable que dispute el segundo turno. El electorado brasileño se inclina claramente hacia el centro y votará seguramente un candidato en ese espacio, apoyando reformas inevitables pero manteniendo y aún ampliando programas sociales. El último gobierno del PT llevó al Brasil a la peor recesión de la época moderna, además de una total parálisis política debida a la incompetencia de Dilma Rousseff en ambas áreas. Michel Temer aliado de siempre del PT, integró la fórmula presidencial con Dilma Rousseff. En su partido el MDB siempre ha sido una figura prominente entre bastidores. Apoyó los gobiernos del PT en carácter de aliado. Es un político conservador de centro derecha pero con buen diálogo con la izquierda. Su hija fue hasta hace muy poco secretaria de educación de Fernando Haddad en la administración PT de la Alcaldía de San Pablo. El y varios miembros de su gabinete están bajo fundadas acusaciones de corrupción. Pero es necesario no demonizar a Michel Temer. Es un gobierno de transición, débil, con bajísimo apoyo popular -por algunos méritos propios, es cierto, pero también porque fue el vicepresidente de Dilma. Sin embargo ha logrado algunos éxitos importantes en el área económica. La economía esta creciendo, la inflación está alrededor del 3%, y el precio de los alimentos ha bajado mucho debido a la revolución tecnológica en la producción agrícola y al insaciable mercado chino en constante expansión. El último fin de año fue el de mayor actividad comercial en las grandes ciudades brasileñas desde 2010.
Las inversiones Chinas se han incrementado en el ultimo año.
La presencia creciente de China en América Latina viene preocupando mucho al secretario de Estado de Trump, Rex Tillerson, como lo manifestó en una conferencia en la Universidad de Texas, el mes pasado.
Los más serios problemas del Gobierno Temer son políticos: la corrupción que envuelve a la clase política brasileña como un todo y la Seguridad Pública, notoriamente en el Estado de Río de Janeiro, que es muy importante porque sigue siendo una vitrina del Brasil para el mundo. El caso de Río de Janeiro es muy especial. El Estado se encuentra quebrado financieramente, atrasan los salarios de los funcionarios públicos y las pensiones pagas por el Estado. La violencia se salió de los carriles y los robos de cargas se han multiplicado en las carreteras de acceso a la ciudad, creando serios perjuicios económicos además de una permanente sensación de inseguridad. Los dos últimos Gobernadores se encuentran presos además del presidente de la Asamblea Legislativa, mientras que el Gobernador actual Luiz Pezão es investigado por corrupción. El año pasado 134 policías fueron asesinados en el Estado de Río de Janeiro, un policía muerto cada 124 mil habitantes, en Uruguay fueron 1 cada 630 mil habitantes y en Argentina 1 policía muerto cada 358 mil habitantes. A esto se suma el incremento del robo de cargas en las grandes rutas de acceso al Estado. Al fenómeno ya casi naturalizado de los traficantes de drogas que controlan el territorio de muchas favelas y barrios pobres hoy se suman las milicias, integradas por ex policías que también disputan territorio de la ciudad, mediante la violencia, un tema muy bien tratado por José Padilha en Tropa de Elite 2. José Padilha es también el autor de O Mecanismo, serie de la Netflix que trata justamente de los mecanismos de corrupción política en el Brasil actual y que el PT intentó prohibir.
Pero los comentarios del profesor Caetano tienen muy poco que ver con este contexto. Gerardo Caetano adhiere fervientemente al discurso apocalíptico del PT y relaciona algunos de estos hechos con un escenario de “militarización de América Latina” que estaría recorriendo el continente y que prefiguraría posibles golpes militares...
Historiador al fin, parece haber notado que a la novela del golpe blando le faltaban dos ingredientes que deben estar presentes en todo Golpe en serio: militares y violencia política. Llegado a este punto el relato del profesor uruguayo consigue superar el relato petista y alcanza extremos delirantes. No sospechaba que en el batllista y discreto Montevideo que, en su época de decadencia, nos dio los tonos grises del pesimismo amargo de Juan Carlos Onetti y la melancolía de Mario Benedetti podía residir una imaginación tan tropical! Bienvenidos al realismo mágico.
Gerardo Caetano afirma que el asesinato de Marielle Franco y su chofer está comprobado “que fue realizado por la Policía Federal”, que fue un “acto de terrorismo de Estado” y que el asesinato de Lula fue una posibilidad que estuvo planteada en su reciente gira del PT por Río Grande do Sul. Tres enormidades en las que es necesario detenerse por un instante. Marielle Franco, era una Edil del Partido PSOL, mujer joven de origen humilde formada en sociología, activista LGBT y muy enfrentada a los traficantes de drogas y las milicias en las favelas cariocas.
Que algún Policía Federal u otro integrante de una fuerza policial haya estado involucrado en ese cruel asesinato es bien posible. También es posible que traficantes de drogas o milicias integradas por ex policías hayan tenido algo que ver con ese crimen. Pero de ahí a calificarlo como un acto de “terrorismo de Estado“ media una enorme diferencia. Para que esta caracterización tenga sentido debemos suponer que el Gobierno de Michel Temer está haciendo desaparecer y asesinando opositores como parte de un plan sistemático. ¿La cúpula de la Policía Federal estaría controlada por las Milicias?
La gira de Lula por el Sur de Brasil habría estado amenazada por la posibilidad real de que Lula fuera asesinado, dice Caetano. Ignoro la fuente de esa información. La gira de Lula y el PT es cierto que fue accidentada porque es una región en la que encuentra mucho rechazo. Le tiraron huevos desde un edificio en la noche cuando estaba haciendo un discurso desde un escenario y Lula enfurecido llamó en público a la intervención de la Policía Federal para entrar en las casas de los responsables y “dar un escarmiento”. Dos tiros con bala 22 según las pericias, tiradas muy de cerca agujereando la carrocería de una de las bañaderas que formaba parte de la caravana están siendo investigados. El Gobernador Beto Richa del PSDB lamentó el incidente y se comprometió a investigar el caso a través de la Policía Federal. El ataque con baldes de tinta roja contra el edificio de la residencia de la Presidente del Supremo Tribunal Federal, Carmen Lucia en Belo Horizonte, atribuida al “Ejército de Stédile” no fue condenado ni por Lula ni por la dirección del PT.
Los comentarios irresponsables del Profesor Caetano tuvieron efectos de contagio muy negativos sobre la tertulia de Ana María Mizrahi. Los participantes comenzaron a trazar paralelos con la época de las dictaduras militares en América Latina, la nueva guerra fría, etc. contribuyendo a dar una visión totalmente distorsionada de la realidad brasileña y la circunstancia global. Una versión igual a la que propaga todos los días Nicolás Maduro desde Telesur, que considera que en América Latina están triunfando las fuerzas del mal. Cuando no está hablando con Chávez a través de los pajaritos, Maduro se dedica a denunciar el golpe en el Brasil y a preocuparse por la situación de los jubilados argentinos, supuestamente hambreados por la dictadura neoliberal de Mauricio Macri. Espero que le cuente a los pajaritos que las ciudades Latinoamericanas están recibiendo diariamente emigrantes venezolanos que escapan de su régimen insoportable.
La intervención militar en la seguridad pública de Río de Janeiro pedida por el Gobernador Pezão y decretada por el Presidente Temer fue la respuesta del Gobierno a una situación muy difícil. Contó con el apoyo del 85% de la población y le permitió a Temer ganar popularidad en un momento en que su gobierno estaba estancado por no contar con mayorías parlamentarias para aprobar la reforma jubilatoria. Fue y sigue siendo una decisión muy arriesgada, porque la situación de la seguridad en Río de Janeiro tiene raíces muy profundas y es dudoso que una intervención militar quirúrgica pueda dar resultados sólidos a mediano plazo. Tiendo a pensar que no. Pero lo que es indudable es que las razones de Temer fueron políticas atendiendo al reclamo de sus aliados en Rio de Janeiro y la inquietud de la castigada población del Estado. De ninguna manera fue aumentar el poder de las Fuerzas Armadas con vistas a una militarización del Estado. Por eso el asesinato de Marielle Franco parece ser más bien un mensaje a Temer, tirándole un cadáver para presionarlo a retirar la presencia militar que incomoda la acción de las milicias y/o traficantes.El COMANDANTE EN EL CLUB DEL TWITTER
El último episodio que alarmó al Profesor Caetano fue el Twitter del Comandante en Jefe del Ejército General Eduardo Villas Boas. Hasta el año pasado según estudios comparativos, los dos líderes políticos que utilizaban más el Twitter eran Cristina Kirchner y Donald Trump, dos personas que no se distinguen precisamente por su estabilidad emocional. Ahora el General Eduardo Villas Boas, un militar de carrera de bajísimo perfil que inclusive ha estado muy disminuido en los últimos años por motivos de salud, lanzó un Twitter que dio motivo a polémicas y al que Gerardo Caetano le atribuye el carácter de síntoma de la progresiva injerencia de los militares en la vida social brasileña.
Las declaraciones del Comandante Villas Boas no fueron un llamado a un golpe militar ni nada por el estilo. Fueron de hecho muy parecidas a las de la presidente del Supremo Tribunal Federal Carmen Lucia, en el sentido de calmar los ánimos. Creo que fueron innecesarias e inconvenientes, pero de ninguna manera expresión de una intención dictatorial ni mucho menos. En cuanto a los militares de reserva, la inflación baja debe haber favorecido un consumo mayor de whisky que lo habitual en el Club Militar. Esos “ruidos de sable“ no los escuchó ni el portero del edificio.
Decir que influyeron sobre la decisión del Supremo Tribunal Federal es pura y simplemente mentira. Basta asistir a la sesión del Supremo por televisión para desmentir esa afirmación.
El Brasil se está preparando para una competencia electoral que será reñida y tendrá momentos de mucho suspenso. Pero va a ser una elección realizada en el marco de la vigencia de las más amplias garantías democráticas y con las instituciones de la Republica en funcionamiento. Le debemos al Juez Sergio Moro y su equipo del lavajato haber contribuido a limpiar el profundo pantano del capitalismo de compadrio brasileño. Las personas admiradas en el Brasil de hoy, porque representan la confianza en el futuro, son los jueces de Curitiba y no viejos Coroneles retirados y Comandantes en jefe twitteros.
EL HABEAS CORPUS: LULA EN LA PUERTA DE LA CÁRCEL
La intervención del Profesor Caetano en la Tertulia de Ana María Mizrahi tuvo como motivo inmediato la discusión del habeas corpus presentado por los abogados de Lula ante ese Tribunal Constitucional y su rechazo por 6 a 5 fue lo que provocó sus indignados comentarios.
A modo de introducción es necesario recordar que hasta el momento Lula Da Silva ha sido juzgado por dieciséis jueces si se cuentan el juez de la causa Sergio Moro, los jueces del Tribunal Regional Federal, más los jueces de las instancias superiores: el Supremo Tribunal de Justicia y el Supremo Tribunal Federal. Todas las sentencias de los jueces, más los relatos de los testigos en la primera instancia y las objeciones de los abogados defensores fueron filmados y están disponibles para el público. Son varios días de filmación…
Es importante destacar también que esos jueces están especializados en la investigación de delitos complejos, como son el tráfico de influencias, el lavado de dinero y otros crímenes contra el Estado. Todos ellos han cursado maestrados y/o doctorados en algunas de las mejores universidades del mundo. No me consta que el Profesor Caetano comprenda perfectamente el portugués, tampoco que posea formación Jurídica ni que sea especialista en el sistema político brasileño, en particular su laberíntico Poder judicial. Que un profesor uruguayo, sentado en un auditorio de TV nacional pretenda darle una clase a estos jueces, explicándoles lo que es una “prueba“ (“efectivas, incontrovertibles, implacables”) y afirme muy suelto de cuerpo que los delitos cometidos por Lula no están “probados“, es un espectáculo televisivo que usar el adjetivo ridículo para calificarlo es quedarse corto.
Hay aún más para decir sobre la exaltada diatriba de Gerardo Caetano. La copia disponible en you tube fue titulada con una de sus frases: ”Los Jueces y el Poder militar en Brasil definen el Rumbo Político del País”. Ya me referí a los militares y al fantasioso poder que les atribuye. Pero en cuanto a los jueces, si estamos tratando de delitos contra el Estado perpetrados por empresarios y políticos, ¿quién los va a juzgar sino los jueces? Hasta el día de hoy pensaba, sinceramente, que el profesor Caetano sabía cómo funciona una República.
Por otra parte, cabe observar que estos casos no son exclusivos del Brasil. Durante los mismos días en que se discutía en Brasil el caso del ex presidente Lula, la ex Presidente de Corea del Sur Park Geun-Hye hija del todopoderoso dictador militar durante muchos años Park Chung Hee acababa de ser condenada a 24 años de cárcel –ya estaba presa preventivamente, sin ninguna discusión sobre la presunta violación del principio de presunción de inocencia- luego de haber sido destituida por un impeachment parlamentario– se la condenó por favorecimiento ilegal a la empresa Samsung entre otros tráficos de influencia. A su vez Park Geun-Hye denunció una conspiración política orquestada por la prensa y sus “enemigos políticos“ y se negó a comparecer a la lectura de su sentencia. Algún parecido con el caso Lula es pura coincidencia...
En América Latina Ollanta Humala ex Presidente del Perú está preso, así como el vicepresidente de Ecuador y muchos otros. El dato que se repite, en la gran mayoría de estos casos latinoamericanos, es la presencia de la Odebrecht a través de contactos articulados por el PT. Joao Santana el organizador del marketing político de las campañas de Ollanta Humala, de Chávez, Maduro y muchas otras, fue financiado con dinero de la Odebrecht a través del PT como lo declaró la mujer y socia de Joao Santana, Monica Moura, en Curitiba. Emilio Odebrecht reconoció en testimonio ante Moro una cuenta corriente de 100 millones de dólares proporcionada al PT por su Empresa a cambio de contactos y facilitación de negocios con las élites políticas latinoamericanas y africanas. Antonio Palocci ratificó y amplió esas informaciones en su declaración, con lujo de detalles. Antonio Palocci -que se enriqueció con su Consultoría luego de salir del Gobierno pero siguió administrando el vínculo del PT con la Odebrecht y otras empresas, además de tesorero de la campaña electoral de Dilma. Palocci fue, como se sabe, el autor de la Carta ao Povo Brasileiro que aseguró la primera victoria de Lula y luego fue el estratega de su política económica. El Profesor Caetano desinforma cuando pretende explicar la corrupción del PT como la simple contaminación de este Partido con una cultura política que existía previamente. Primero, el PT siempre se presentó como el guardián de la moral frente a un sistema corrupto. Con este discurso provocó la renuncia de Fernando Collor, hoy su aliado político. Segundo y no menos importante, porque la corrupción del PT fue transnacional como lo han demostrado fehacientemente las investigaciones del equipo del Juez Moro. El chavismo financió en la era de los petrodólares al MST y otros movimientos y partidos en América Latina y las valijas de dólares de Chávez se cruzan en muchas áreas obscuras con las operaciones de la Odebrecht. Fue una época de gran exuberancia económica, la mayor de América Latina en un siglo. Pero lo que produjo esa década, fue una elevación del consumo y los salarios, no la construcción de políticas sociales específicas y de instituciones capaces de producir un desarrollo económico y social sostenido y sustentable. Basta ver la situación de las favelas en todo Brasil, de la infraestructura, de la educación básica, de los hospitales. ¿El chavismo no tiene nada que ver con el PT o muy poco como pretende hacernos creer el Profesor Caetano? La verdad es que el PT fue un fiel aliado del Chavismo y su “madurizacion” actual, (no confundir con maduración) uno de los fenómenos, este si preocupante, de la realidad política del Brasil. Mucho más que Bolsonaro, porque el PT mantiene influencia entre “minorías intensas” como algunos intelectuales, y artistas –cada vez menos– y jóvenes universitarios.
No sé de qué está hablando cuando emplea la noción de “contrarreforma”. Pensaba hasta escucharlo que ese era un movimiento que se había desarrollado en Europa e Hispanoamérica en el siglo XVII. Pero puedo estar equivocado: no leí todavía el tratado de Marco Aurelio García al respecto. ¿Será que este antiguo profesor de historia de la Universidad de Campinas se miraba a sí mismo en el espejo de Martin Lutero?
Lo que se viene configurando en el Brasil y en otras partes de América Latina en un período postpopulista, será un proceso accidentado e incierto, que quizás los hombres y mujeres de mi generación no lleguemos a ver completamente. Pero va a ser una época cargada de esperanza y oportunidades. Los movimientos hegemónicos de la década pasada crecieron al amparo de una situación única proporcionada por la coyuntura mundial y la expansión del mercado chino cuya economía con la de América Latina es complementaria. Pero los populismos de consumo no orientaron nuestras sociedades a la construcción de bases sólidas y por eso fueron perdiendo influencia y poder cuando la situación mundial cambió. Simplemente hoy tienen muy poco poder real. Todavía sueñan y se consideran los representantes del pueblo como si por la boca de Lula estuviese hablando el Brasil entero. Esa representación primitiva de sociedades complejas y en lo fundamental modernas como son las naciones de América Latina hoy, con presencia de vastas clases medias, los ha llevado a imaginar relatos apocalípticos (Macri basura vos sos la dictadura, Elección sin Lula es fraude etc. etc.) y a una política de autoinmolación. La madurización del PT es el fenómeno más notorio del escenario político brasileño.
En un ensayo que escribí hace años sobre la política exterior del Brasil observé que la política exterior de Lula padecía de un doble déficit de atención: en el mundo creía que el Brasil era más importante de lo que realmente era. En América Latina no estaba a la altura de la importancia que tenía. Mutatis mutandi es lo que le pasa al PT y a Lula hoy: creen que tienen una importancia en la política brasileña que ya no tienen. No comprenden la realidad que viven y han perdido todo sentido de responsabilidad para con su entorno.
LA CONTROVERSIA DE LA JABUTICABA
Escuchar atentamente el comentario del Profesor Caetano sobre la resolución de 6 a 5 en el Supremo Tribunal Federal que rechazó el habeas corpus de Lula produce una sensación de malestar y casi diría de vergüenza ajena. Su comentario pone de manifiesto que simplemente no hizo los deberes: no sabe de lo que está hablando. Le exige a los Ministros del Supremo Tribunal Federal “pruebas” y los acusa de fundar su voto en “convicciones” sin comprender que la función central de Supremo Tribunal Federal es la salvaguarda de la Constitución, no de discutir pruebas. Lula ya fue condenado por mayoría absoluta en segunda instancia y allí fueron examinadas las pruebas y se dictó sentencia. Lo que se trató en la sesión del Supremo fue la congruencia de un pedido de habeas corpus por parte de los abogados de Lula con la jurisprudencia del Supremo Tribunal Federal en relación a la interpretación del artículo 5, inciso LVII de la Constitución Brasileña de 1988. Esta interpretación tiene relación con el principio de presunción de inocencia puesto que es parte del artículo 5, considerada una cláusula constitucional pétrea. Pero se trata de una cuestión más específica y sutil que se le escapó totalmente al profesor Caetano. Naturalmente, no se le puede exigir que se detenga en las ramas de los árboles cuando ni siquiera es capaz de distinguir el bosque.
El inciso en cuestión que desde hace muchos años viene siendo objeto de diferentes lecturas es el LVII, dice así: “ninguém será considerado culpado até o trânsito em julgado de sentença penal condenatória”.
El texto es obviamente de redacción laxa y puede dar lugar –como en efecto dio– a interpretaciones divergentes. Con todo en la historia del STF solamente 7 ministros del Supremo interpretaron este inciso de manera absoluta considerando que “transito en juzgado “ significaba: hasta la presentación del último recurso por parte del reo. El Pacto de San José de Costa Rica ( 1969) al cual el Brasil adhirió en 1992 formula el mismo principio pero de una manera más precisa: “Toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se establezca legalmente su culpabilidad“. Aquí la cuestión central pasa a ser la interpretación del adverbio “legalmente”.
El equipo de Curitiba y el propio juez Moro han argumentado, en reiteradas oportunidades, que la ejecución de la pena luego de la segunda instancia no está en contradicción con el principio de presunción de inocencia. Lo relativiza para garantizar que la ley sea cumplida y los procesos no se arrastren ad Infinitum permitiendo que autores de delitos graves permanezcan en libertad hasta que sus delitos prescriban. Y la prisión preventiva, un instrumento jurídico presente en todo Estado de Derecho implica, en ciertos casos, la relativización de ese principio.
El Profesor Caetano invoca el absoluto de las “formas” y de las “pruebas” y parece no haberse enterado que en una época postmetafisica existe una hermenéutica jurídica –así como una retórica, una genealogía y una epistemología histórica del Derecho. Sin incluir, para no complicar demasiado una materia ya de por sí compleja en el ámbito de una sola rama del saber, la relación entre las normas jurídicas y las ciencias sociales: una antropología y una sociología de la Ley (si nos guiáramos por lo que dice la Constitución brasileña sobre cuáles deben ser las condiciones de detención en los presidios deberíamos decir que todos los presidentes brasileños violaron ese precepto constitucional).
Estos temas estuvieron presentes en los brillantes alegatos presentados por los ministros Alexandre De Moraes y Luiz Carlos Barroso. Quedó en evidencia que lo que en realidad se discutió ese día a propósito del habeas corpus de Lula era la impunidad para una casta amparada en multimillonarios estudios de abogados. En ese nivel de la discusión la controversia en el Supremo Tribunal Federal merece ser llamada de “controversia de la jabuticaba” nombre de un pequeño árbol frutal que solamente existe en el Brasil. “Mais brasileiro que a jabuticaba” es una conocida expresión popular brasileña. En ese sentido ese extremo garantismo jurídico solamente se aplicó o se aplica intermitentemente en el Brasil. En ningún país del mundo occidental la presunción de inocencia se interpreta de esta manera. Y Brasil no es, que se sepa, el país mas justo y con el mejor Sistema Judicial del Mundo. Por eso la controversia jurídica en el Supremo Tribunal Federal (no puedo entrar aquí en todos sus episodios excéntricos como por ejemplo haberle concedido un habeas corpus provisorio a Lula hasta que terminase el receso de Pascua y los trabajos del tribunal fuesen retomados el 4 de abril! ) merece ser llamada la controversia de la Jabuticaba.
En la filosofía del derecho moderno estos temas vienen siendo estudiados desde la Revolución Francesa, es decir desde hace más de doscientos años. El profesor Caetano en una época se interesó por la historia conceptual. ¿No se le ocurrió pensar que un enfoque genealógico pone entre paréntesis la idea de la evidencia de la prueba y relativiza categorías que invoca con vehemencia? ¿Cómo entender la cuestión de la prueba en casos de delitos de terrorismo de Estado cuando los acusados se dedican sistemáticamente a destruir y ocultar pruebas? Los condenados por crímenes de lesa humanidad en Argentina y Uruguay por ejemplo, no tienen o hasta hace poco tiempo no tenían, condena definitiva. ¿Se les debería permitir recurrir en libertad hasta que se complete el tránsito en juzgado y hasta que el último recurso de su defensa sea presentado?
Resumiendo: como toda hermenéutica, la interpretación rigurosa de una cláusula jurídica exige tener en cuenta el texto y el contexto. En el caso de la Constitución brasileña el texto fue promulgado en 1988 luego de los años de plomo y las arbitrariedades de la larga dictadura militar que sufrió el país. Naturalmente las fuerzas democráticas que la redactaron se preocuparon de registrar derechos que venían de ser ignorados o pisoteados durante años. Es una Constitución extremadamente cuidadosa de las garantías de los ciudadanos, entre ellos el artículo 5 inciso LVII que estoy examinando. Por supuesto muchas de sus disposiciones no se cumplen en el Brasil. Ya mencioné la relativa a las cárceles pero también la tortura, prohibida por la Constitución, es práctica habitual en las comisarías y los barrios pobres del Brasil y muy pocas veces esos actos son punidos por la ley.
Los leguleyos que defienden –e incluso la OAB, la Organización que agrupa a los abogados del Brasil– se exaltan invocando el principio de la presunción de inocencia posando de tribunos ilustrados en lucha contra la Inquisición, disfrazando el hecho de que más del 40% de los detenidos en las cárceles de Brasil ni siquiera han sido condenados en primera instancia! Esos picapleitos han inventado un negocio perfecto: los delincuentes millonarios que defienden, disfrutan de sus mansiones en Morumbi o Angra dos Reís en libertad, y el dinero de sus suculentos honorarios ingresa a sus lujosos estudios de abogacía regularmente. Pagar los honorarios de sus abogados para que los mantengan libres es un gasto corriente, como pagar la cuenta de Luz de su propiedades! Desde allí presentan recurso tras recurso, alimentando un proceso penal ad Infinitum. ¿Lucha por la justicia contra tribunales Inquisitoriales? No; de lo que se trata es de garantizar la impunidad de delincuentes que más que sus clientes son sus cómplices.
Es una ironía –o un sarcasmo de la historia– que un Partido de los Trabajadores que una vez defendió causas justas, ahora a través del habeas corpus para Lula promueva abrirle las puertas de la cárcel a los condenados por la Operación Lava Jato y esté entregado a una campaña de demonización del Juez Sergio Moro. Aunque en verdad hay que concederles que es una posición bastante coherente: antes abrieron las puertas de las Estatales para saquearlas. Y ahora pretenden abrirle las puertas de la cárcel a sus compadres.
Para enfrentar eficazmente este “capitalismo de compadrio” porque los cómplices de este sistema más que amigos son compadres, el equipo del juez Moro se dotó de instrumentos jurídicos adecuados sin transgredir en ningún momento el Estado de Derecho. Es significativo que sus sentencias nunca hayan sido puestas en duda por ningún juez desmontando los esquemas de enriquecimiento ilícito en la Petrobras, los negocios de la Odebrecht y muchos otros con sentencias claras y eficaces porque producidas con la celeridad necesaria. La Controversia de la Jabuticaba ha tenido lugar justamente en el contexto de la Operación Lavajato. Una nueva interpretación de ese inciso de la Constitución se hacía necesaria porque los blindajes jurídicos del capitalismo de compadrío ya eran intolerables para la sociedad y la opinión pública. Por otra parte una enmienda Constitucional que asegura la prisión después de la condena de segunda instancia ya está en el Parlamento Brasileño para ser sometida a discusión.LA HISTORIA NO ME ABSOLVERÁ
Cuando el joven abogado Fidel Castro fue encarcelado por la tiranía de Fulgencio Batista por intentar asaltar el Cuartel Moncada en 1954, pronunció en el juicio su famoso alegato de defensa del derecho a la rebelión conocido como La Historia me Absolverá. Popularizó esa metáfora Iluminista que colocaba el Poder de las monarquías absolutas ante la Razón Crítica, emanada del Tribunal de la Historia. Con éste alegato ese joven liberal comenzó a ganarse la simpatía de la juventud latinoamericana. En su erudita exposición que cita fuentes chinas, medievales y modernas, Fidel Castro para defender el derecho a la rebelión se inspiró en la tradición retórica de su compatriota José Martí, el mayor orador hispanoamericano del siglo XIX.
Pero, más allá del radicalismo de su discurso tuvo palabras generosas para quienes lo estaban juzgando:
“A los señores magistrados, mi sincera gratitud por haberme permitido expresarme libremente, sin mezquinas coacciones; no os guardo rencor, reconozco que en ciertos aspectos habéis sido humanos y sé que el presidente de este tribunal, hombre de limpia vida, no puede disimular su repugnancia por el estado de cosas reinantes que lo obliga a dictar un fallo injusto.”
Y concluye:
“En cuanto a mi, se que la cárcel será dura como no la ha sido para nadie, preñada de amenazas, de ruin y cobarde ensañamiento, pero no la temo, como no temo la furia del tirano miserable que arrancó la vida a setenta hermanos míos. Condenadme, no importa. La historia me absolverá.”
Pero el de la historia es un tribunal muy exigente y sus juicios son siempre cambiantes y relativos. Absolvió a Fidel en primera instancia dándole la razón por haber enfrentado una dictadura con las armas en la mano. Pero no lo absolvió en el largo plazo cuando político excepcional pero estadista mediocre cedió sus principios convirtiendo a Cuba en un Estado cliente de la Unión Soviética y terminó sus días en equipo Adidas entregado a conspiraciones menores junto al Coronel Chávez. Quizás retomó en su decadencia –hijo al fin de su cultura y de su tiempo– la nefasta tradición hispanoárabe del caudillismo latinoamericano.
Pero sospecho que a Lula –si nos atenemos al discurso incoherente y demagógico que pronunció, montado sobre un trío eléctrico en ese verdadero teatro del absurdo de São Bernardo do Campo, la historia no lo va a absolver ni en primera ni en segunda instancia. El único refugio jurídico que le queda son las “patologías protelatorias“ interpuestas por sus muy bien pagos leguleyos y la letra que le proporcionan algunos intelectuales que ya no merecen ser llamados por ese nombre.Fuente: www.correodelosviernes.
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